Vamos a compartir un bello sueño juntos...
Un sueño que querrás tener siempre...
En éste sueño te encuentras en un precioso día
cálido y soleado...
Oyes los pájaros, el viento y un pequeño río.
Te diriges hacia él, en su orilla hay un anciano
que medita y ves que, de su cabeza, emana
una luz maravillosa de distintos colores.
Intentas no molestarle, pero él percibe tu presencia
y abre los ojos, que rebosan amor.
Sonríe ampliamente...
Le preguntas qué hace para irradiar esa maravillosa
luz, y si puede enseñarte a hacerlo...
Te contesta, que hace muchos, muchos años,
él le hizo esa misma pregunta a su maestro...
El anciano empieza a explicarte su historia...
"Mi maestro se abrió el pecho, extrajo su corazón,
y de él, tomó su preciosa llama.
Después abrió mi pecho, sacó mi corazón,
y depositó esa pequeña llama en su interior.
Colocó mi corazón de nuevo en mi pecho,
y tan pronto como el corazón estuvo dentro de mí,
sentí un intenso amor, porque la llama
que puso en él, era su propio amor...
"Esa llama creció en mi corazón y se convirtió
en un gran fuego que no quema, sino que
purifica todo lo que toca.
Este fuego tocó todas las células de mi cuerpo
y ellas me entregaron su amor.
Me volví uno con mi cuerpo y mi amor creció todavía más...
El fuego tocó todas las emociones de mi mente,
que se transformaron en un amor fuerte e intenso.
Y me amé a mi mismo de una forma
absoluta e incondicional...
"Pero el fuego continuó ardiendo y sentí
la necesidad de compartir mi amor.
Decidí poner un poco más de él en cada árbol,
y los árboles me amaron y me hice uno con ellos,
pero mi amor no se detuvo, creció todavía más...
Puse un poco más de él en cada flor,
en la hierba y en la tierra,
y ellas me amaron y nos hicimos uno...
Y mi amor continuó creciendo más y más
para amar a todos los animales del mundo.
Ellos respondieron a él,
me amaron y nos hicimos uno...
Pero mi amor continuó creciendo más y más...
"Puse un poco de mi amor en cada cristal,
en cada piedra, en el polvo y en los metales,
y me amaron y me hice uno con la tierra...
Y entonces decidí poner mi amor en el agua,
en los océanos, en los ríos, en la lluvia
y en la nieve, y me amaron y nos hicimos uno...
Y mi amor siguió creciendo todavía más y más.
Y decidí entregar mi amor al aire, al viento...
Sentí una fuerte comunión con la tierra,
con el viento, con los océanos, con la naturaleza,
y mi amor creció más y más...
"Volví la cabeza al cielo, al sol y a las estrellas
y puse un poco de mi amor en cada estrella,
en la luna y en el sol, y me amaron...
Y me hice uno con la luna, el sol y las estrellas,
y mi amor continuó creciendo más y más...
Y puse un poco de mi amor en cada ser humano
y me volví uno con toda la humanidad.
Dondequiera que voy, con quienquiera que me
encuentre, me veo en sus ojos,
porque soy parte de todo, porque amo".
Y entonces el anciano abre su propio pecho,
extrae su corazón con la preciosa llama dentro
y la coloca en tu corazón...
Y ahora esa llama crece en tu interior.
Ahora eres uno con el viento, con el agua,
con las estrellas, con toda la naturaleza,
con los animales y con todos los seres humanos...
Sientes el calor y la luz
que emana de la llama de tu corazón...
De tu cabeza sale una preciosa luz de colores que brilla.
Estás radiante con el resplandor del amor y rezas...
Gracias, Creador del Universo,
por el regalo de la vida que me has dado.
Gracias por proporcionarme
todo lo que verdaderamente he necesitado.
Gracias por la oportunidad de sentir
este precioso cuerpo y esta maravillosa mente.
Gracias por vivir en mi interior con todo tu amor,
con tu espíritu puro e infinito,
con tu luz cálida y radiante.
Gracias por utilizar mis palabras, mis ojos
y mi corazón para compartir tu amor
dondequiera que voy.
Te amo tal como eres, y por ser tu creación,
me amo a mí mismo tal como soy.
Ayúdame a conservar el amor y la paz
en mi corazón y hacer de ese amor una nueva
forma de vida, y haz que pueda vivir amando
el resto de mi existencia..... Amén ❤
Miguel Ruiz
Los Cuatro Acuerdos —