La película nos cuenta el viaje que un abuelo (narrador de historias) y su nieto emprenden para ir a la reunión de las naciones indias, el Pow Wow. En el viaje, además de los diversos sucesos que acompañan a la trama principal, se narran muchas historias y hay momentos para la reflexión sobre el hecho de contar y la importancia de los cuentos contados para preservar y transmitir la cultura, lo que somos.
Dice el abuelo: "hago este largo viaje porque la gente quiere seguir escuchando historias", y es que seguimos necesitando los cuentos, porque "un pueblo sin historias es como el viento sobre las praderas", vuela y vuelve a volar sobre los mismos sitios sin llegar a nada.
Contar es alimento para el alma, y si dejamos de contar "¿quién guardará nuestros sueños?"
Pues eso, no dejemos de contar y de escuchar cuentos: tienen mucho de lo que somos y son alimento imprescindible.
En lo profundo y lo interno del gran rió donde la eternidad es ahora, el ayer es hoy, donde no somos nada, salvo nosotros mismos...
Hace tiempo se decía: el hombre blanco mirara asombrado como sus hijos he hijas adoptan la manera india para aprender lo que sus padres no entendieron
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